SACARNOS DE LA CALLE

Unidad-Latinoamericana

 

El que quiere sacarnos de la calle
Y también quiere silenciar el canto,
Por más que nuestras plazas amuralle
Olvidó que hay un cielo sin quebranto.

Que somos militantes de la historia.
Que jóvenes de pie como racimos,
Responden a la gran convocatoria
Y no acatan el juego de los timos.

Que vamos a a volver con el proyecto.
Que del futuro somos Arquitectos.
¡Que a este Pueblo lo une la bandera!

Y quiere soberanas sus fronteras.
Que América latina es nuestra Patria.
¡Colmena que ni se anexa ni se tría!

 

LA HISTORIA DE MI PATRIA

Y veniamos de la América ultrajada,
del principio de los valles, que rezaban
algoritmos de sueños y de vacas,
Recopilando sudor de frigorífico en las anchas espaldas
En las manos sangre, con olor a sangre que respira y habla
del dolor del hambre
en los pueblos parias.

Veníamos de la historia impresa,
en protestas claras
a ocupar el hueco vacio de los viejos fantasmas
por donde la burguesía
derrama sus débiles raíces,
exportadores genéticos de represión despiada,
¡»Bella indiferencia»! «¡Los años felices!»,
y todo fue humo en el cielo vegetal de las palabras,
palabras que no decian, palabras que se callaban,
siempre a espalda de los sueños,
siempre de cara al Imperio
hiriendo las ansias con hierro candente.
Mentiras que duelen
igual que puñales que punzan el alma.

Inusitadamente. Nos percatamos del despojo de los bosques
de la espina vegetal que surte el aire de las flores
No había alas que cruzaran el espacio celeste
Cegado por el revés del cielo se quebró el plumaje,
la anestecia del ingenio surtió efecto.
Esos jirones de humanidad, gusanos arrastrados por el suelo,
que suelen caminar por las sendas del quizas, del nosé.y del pretexto
se dejaron llevar por los vaivenes
del curso occidental y sus imperios.
No había barcos ni trenes.
Ni teléfonos, ni luz ni agua corriente.

Había bancos, prestamistas, financieras.
Piratas de guante blanco, pioneros del entreguismo,
compinches del manoseo
cómplices de la opresión
de las mañanas inciertas del mundo especulador.

Desvastado el horizonte
se disputaron, como fieras, el porvenir lluvioso
de las víctimas desdichadas del mezquino soborno
harapos de la Patria que naufragó en el norte
de todos los infiernos.

No hubo otro sendero
mas que apostar al juego del azar
Entre telarañas y espejos tenebrosos de infortunio y quebranto
rezamos por el advenimientnto tardío del milagro
y fuimos a votar.

Igual que infaustos se arrogan
la noche oscura que plantó su sino
como pesadilla que se abre a las sombras
de la resignación, del espejismo.

Poco tardó en dar las mieces,
nuestro cultivo hecho al azar
y hubo en las cestas de penitentes,
granos dorados como manjar
Alegres melodías, cantos de sirenas
llegaron a mi puerto y anclaron en sus riberas
Desde el este prodigioso, iluminó el sol caliente
La silueta de los peces,
dejaron ver, aguas claras, transparentes.

En la patria florecen mil flores y hay olor a Primavera
Tranquilos los cerros mecen el vuelo del águila
Y la pradera su senda afila
cuando amanece.

En el portal del infierno se quedaron los recuerdos
de la fria potestad del Imperio,
que escondió sus narices bajo la tierra del suelo.
El ardor y la energía
lubrican el engranaje
arraiga su señorío
la identidad del paisaje
Fue encarnizada la lucha para liberar las aves,
para que en los campos suenen
cascabeles tan pujantes

Las ciudades existen de este lado del sueño
la voluntad se enciende y se duplica
los parques estan despiertos
y como pájaros diestros,
alas que dignifican
surcan la faz del cielo .

Mas no bastó la firmeza de aquellas manos crispadas
ni los pequeños brotes de la luna encendida
ni el constante Universo de semillas
ni la piedra escondida a un costado del alma
Fueron a caminar las sendas de los arrepentidos
con la luz de la razón crucificada
enarbolaron banderas como gritos
y fusionaron los gritos con el alba.

Y ahora humo. Y ahora nada.
La noche quieta. Los grillos callan.
La ciudad que sueña el sueño de las murallas
Un angel vulnerable abre las puertas
hacia el laberinto de los espejos rotos
por tantas maldiciones.
Las mentiras se clavan como insultos filosos
sobre las traiciones.

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